LA HUELLA MAESTRA
Valeria Baudille
Quien haya pasado parte de sus
días en un taller de cerámica, sabe de las múltiples formas de
registro que esa experiencia genera en la memoria. Quien lo haya
transitado, conoce las texturas táctiles de la arcilla en sus
distintos estados: la barbotina fría y melosa, la crudeza del barro
seco, la suavidad blanca del bizcocho, la dureza cristalizada. Ha
percibido el aroma de los materiales en el mortero y vio flotar sus
partículas de polvo con el sol que entraba por la ventana. Ha
sentido el aire cálido del horno encendido y el olor a aserrín
quemado. Ha aprendido a detener la mirada en el detalle, en un mundo
etiquetado de frascos, latas, cajas, herramientas y enseres que
rebalsaban la estantería, el desorden ordenado...y se ha inclinado
en la mesa de trabajo para dejar su huella.
Haberlo hecho de la mano de una maestra como Lina, la catalana,
amplía esa memoria sensorial al campo de la construcción de lo
personal, al traspaso de prácticas y saberes en un marco de
crecimiento creativo y a la entrega de un legado de amor por el
oficio y de pasión por estas artes.
Valeria
Baudille la homenajea acercándonos la vivencia de su taller, el
espacio donde ella fuera estudiante e imprimiera sus huellas en la
arcilla blanda por primera vez. Nos trae parte de esa herencia en
objetos cotidianos y queridos, en recetas garabateadas y moldes
usados hasta el desgaste.
Están aquí las repisas con su aglomeración de óxidos y pigmentos,
las estecas con que tantos iniciaron sus movimientos sobre la materia
y el cuaderno de apuntes de la maestra, generosamente abierto.
También hay parte de la moldería presente en el taller y muchas,
repetidas y persistentes coladas, porque así como de un humilde
molde de yeso pueden salir infinidad de piezas, así surgieron de la
labor de Lina, consejos, ejemplos, pautas de trabajo, ayudas para el
arte, aportes para la vida. Y así, lejos de trasladarles un cerrado
cúmulo de preceptos, los resultados de su afán docente, se
expresan en la libertad y la variedad de caminos que ofreció a sus
alumnos para distanciarse del molde.
Es andando su propio sendero que Valeria Baudille, tan ligada a la
técnica y a la labor manual como al plano de los conceptos, nos
comparte un fragmento del universo de su maestra, Ángela Genis
Chavarría, e invita a las artistas ceramistas Julieta Mastruzzo y
Patricia Yegros que también fueran sus discípulas, a ser parte del
encuentro.
Es inventando su propios moldes que le ofrece su reconocimiento. Es
dejando su propia huella que le agradece en el tiempo.
Viviana
Debicki
La huella maestra inaugura el 3 de noviembre a las 20hs en el
Instituto Municipal de Cerámica de Avellaneda
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